Dos áreas claves del cerebro parecen responder al dolor del rechazo de la misma manera que al dolor físico, informa un equipo de psicólogos de la UCLA.
"Mientras que todos aceptamos que el dolor físico es real, hay gente tentada de pensar que el dolor social está sólo en sus cabezas", ha dicho Matthew D. Lieberman, uno de los tres autores del documento (junto a Kipling D. Williams y Naomi I. Eisenberger). "Pero el dolor físico y el social pueden ser más similares de lo que creemos".
"Las personas que tenían la mayor parte de actividad en la corteza prefrontal [asociada al pensamiento sobre emociones y al autodominio] tenía menor cantidad de actividad en la corteza cingulada [situada en el centro del cerebro, implicada en la generación de la experiencia adversa del dolor físico], haciéndonos pensar que un área está inhibiendo a la otra", ha dicho Lieberman.
Los psicólogos teorizan que el dolor de ser rechazado pudo haberse desarrollado debido a la importancia de los enlaces sociales para la supervivencia en la mayoría de los mamíferos. "Yendo hacia atrás 50.000 años, la distancia social hacia un grupo podría conducir a la muerte y todavía es así para la mayoría de los mamíferos infantiles", ha explicado Lieberman. "Pudiéramos haber desarrollado una sensibilidad ante cualquier cosa que indicara que nos están excluyendo. Esta alarma automática puede ser una señal para que restablezcamos los enlaces sociales antes de que el daño nos sobrevenga".
"Estos resultados demuestran lo profundamente arraigada que está nuestra necesidad de conexión social", ha dicho Eisenberger. "Hay algo sobre la exclusión respecto de los demás que se percibe como tan peligroso para nuestra supervivencia como algo que pueda lastimarnos físicamente, y nuestro cuerpo lo sabe de forma automática". La explicación es coherente con las últimas investigaciones sobre mamíferos. Las madres hámster con la corteza cingulada dañada no dan los pasos necesarios para mantener cerca a su camada y las de crías los monos-ardilla afectadas del mismo modo no producen el habitual grito espontáneo cuando son separadas de sus madres. En madres humanas, los fMRI han demostrado que los gritos infantiles aumentan la actividad en corteza cingulada.
La corteza prefrontal, mientras tanto, se ha hallado como dominante en el pensamiento mediante palabras y el control sobre comportamientos, impulsos, emociones y pensamientos. Los investigadores teorizan que la corteza prefrontal puede inhibir la corteza cingulada. "Verbalizar la angustia puede cerrar parcialmente las áreas del cerebro que registran angustia", ha dicho Lieberman. "Las capacidades de regulación de la corteza prefrontal pueden ser la explicación para el hecho de que expresar sensaciones dolorosas en poemas y diarios resulte terapéutico". >de *Rejection Affects Human Brain in Same Way as Physical Pain, Finds UCLA-Led Team*. 9 de octubre, 2003
contexto relacionado
> leisure activities and cognitive function in middle age. a singh-manoux, m richards and m marmot. leisure activity entailing high cognitive effort or social interaction associated with better cognitive ability. noviembre, 2003
> emoción y facultades cognitivas: cómo la emoción influye en el rendimiento del cerebro. 21 de marzo, 2002
> rejection massively reduces IQ. new scientist, 15 de marzo, 2002
> if you can't join them, beat them. CWRU psychologists find rejection causes aggression. 15 de agosto, 2001
imago
> cortejo del rechazo de una hembra holbrookia propinqua sobre un fondo de rechazo renal patológico
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