La percepción de un olor no es simplemente el resultado de un descubrimiento químico, también está inluenciada por lo que el que huele aprende sobre el olor. Los investigadores acaban de descubrir cómo este 'aprendizaje perceptual' sobre un olor influye en el procesamiento de la información del sistema de descubrimiento químico puramente olfativo. Wen Li, Jay Gottfried y otros colegas de trabajo de la Universidad Noroeste acaban de publicar las conclusiones de sus investigaciones realizadas con humanos.

"El contexto verbal influye fuertemente en la percepción de la calidad del olor –una rosa con otro nombre no tendría un olor tan dulce", dicen los investigadores. "Por ejemplo, los mismos olores son percibidos como diferentes dependiendo de si han sido etiquetados como pepino fresco o como moho."

"El aprendizaje también cambia la calidad del olor. Un olor a cereza se convierte en un olor ahumado si se experimenta junto con un olor de esta clase. Así, un juego dado de receptores olfativos activados por un olor determinado puede no representar directamente la percepción de un olor dado. Mejor dicho, la percepción del olor puede depender de algo más sintético, o integrante, mecanismos favorecidos por regiones del cerebro de orden más alta," añaden los investigadores.

En un estudio anterior, Gottfried y sus compañeros de trabajo, habían identificado regiones del córtex cerebral implicadas en "la codificación" de los olores. En el nuevo estudio, procuraron explorar si el aprendizaje perceptual sobre un olor conduce a cambios en la capacidad de los sujetos de diferenciar los olores.

Los investigadores concluyeron que "la exposición prolongada a un olor determinado causaba una mejora en la diferenciación entre olores relacionados (incluso entre olores completamente nuevos). Así, con la exposición a un alcohol floral que huele (es decir, phenethyl alcohol), los sujetos se convertían efectivamente en 'expertos' florales y simultáneamente se convertían también en expertos para el grupo molecular subyacente". Los sujetos parecieron "desarrollar subcategorías de estas características olfativas más refinadas o diferenciadas".

"Las conclusiones actuales, junto con datos recientes de nuestro laboratorio, proporcionan pruebas adicionales que demuestran que la codificación de la calidad del olor en el córtex olfativo no es un resultado directo de la estructura del olor," explican los autores. "Con toda probabilidad, las representaciones neuronales de la calidad del olor son un producto dinámico de la codificación del nivel inferior del bulbo olfativo y los inputs corticales de un nivel más alto, conforme a la regulación del aprendizaje y la experiencia, la atención, el contexto sensorial y la lengua".

"Creemos que el proceso de la diferenciación de características del olor, vía exposición sensorial, subraya el hecho de que los humanos aprenden a identificar olores en el entorno, con una diferenciación progresiva y cada vez más refinada, hasta el punto de que somos capaces de reconocer miles, si no cientos de miles, de olores diferentes".

"Este mecanismo puede ser la base de la adquisición de una percepción fina que distingue, por ejemplo, el olor de la rosa damascena (la rosa búlgara) de la rosa centifolia (la rosa de Marruecos), hasta el punto de ser capaces de apreciar la riqueza inmensa de aromas en la vida diaria," concluyen los autores.

Li et al.: "aprendiendo a oler las rosas: plasticidad neuronal dependiente de la experiencia en el córtex piriforme y el córtex orbitofrontal." Publicado en Neuron 52, 1097–1108, 21 de diciembre de 2006 DOI 10.1016/j.neuron.2006.10.026 www.neuron.org >de *How learning influences smell*. 20 de diciembre de 2006

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