El arte, tal como lo conocemos, ha muerto. Y este vez es para siempre.
Anunciada una y otra vez, pero nunca alcanzada durante el siglo pasado, la muerte del arte es ahora un hecho. No por una decidida voluntad, sino porque las condiciones de la producción artística han cambiado dramáticamente. Repentinamente todo el arte contemporáneo se ha convertido en arte antiguo. Porque no nos estamos ocupando ya de la creación humana del arte, sino apuntando directamente a generar artistas no humanos. El cambio de paradigma es siempre posible provocado por el cambio tecnológico. Desde el análisis de las partes nos hemos hecho más y más conscientes de la mecánica de la complejidad. Del estudio de organismos vivos hemos abrazado el deseo de producir la vida tal como podría ser.
Cuando la robótica ya no reproduce rasgos humanos, tales como caminar, jugar al fútbol o contar chistes, sino que crea arte, sucede algo muy radical. Los robots que crean arte cambian no solamente nuestras opiniones sobre arte o filosofía, sino también la condición de la humanidad. ¿Por qué insistir en hacer algo que las máquinas hacen mejor y de una manera mucho más consecuente? Si el arte no tiene propósito, como se indica en todas las teorías modernas y postmodernas, entonces las máquinas son los mejores creadores. Libres de la realización del arte podemos concentrarnos en generar una nueva clase de artista emergida de la sopa protobiótica de la robótica y la vida artificial. Podemos hacer las máquinas que hacen el arte.
Esta nueva máquina/artista no tiene ningún objetivo predeterminado, ninguna estética, ninguna moral, ninguna ideología, ninguna intencionalidad. Es el definitivo "automatista psíquico puro", según lo anunciado por Breton y realizado parcialmente por Pollock. Por otra parte no le preocupa la individualidad o la identidad. Funciona colectivamente y percibe el mundo como suelo común constituido por comportamiento estigmergético. Desde un punto de vista filosófico la acción es relacional y los trabajos son proposiciones sintéticas que necesitan ser hechas experiencia. Desde una perspectiva del comportamiento, la vida de la máquina/artista se interconecta con la vida del humano/artista.
Cuándo nos movemos de la fabricación de arte a la producción a artistas, ¿en qué nos convertimos nosotros? ¡Un artista simbiótico! Un ser humano que ya no está preocupado por la producción del objeto, sino que dedica todo el conocimiento y capacidad disponibles para crear y cooperar con la imaginaria vida no humana consagrada a lo artístico. Al hacer esto el artista simbiótico proclama que la tecnología sirve a la creatividad, no a la destrucción militar ni a la producción mercantilista.
El papel del artista simbiótico es desde ahora generar artistas no humanos con el fin de cooperar para producir arte. Ello implica entender los rudimentos de la vida no-antropocéntrica y crear las condiciones para permitir a la experiencia funcionar. Es decir, arte como podría ser. El arte del siglo XXI. >de *The Symbiotic Artist Manifest [Making the Artists that makes the Art] by Leonel Moura. 18 de marzo, 2004
contexto relacionado
> pintura de enjambre: arte artificial, ¿nueva ruptura estética?. 12 de marzo, 2002
> Institute of Artificial Art Amsterdam. Una organización independiente compuesta de máquinas, ordenadores, algoritmos y personas humanas, que trabajan juntos hacia la total automatización de la producción artística.
imago
> symbiotic operation unit prelude
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